domingo, 14 de septiembre de 2014

Siguiendo los Pasos de San Pablo



Siguiendo los Pasos de San Pablo (3)

Rev. Alejandro Marca

En la red 
Desde hace tres años que tuve la oportunidad de hacer la visita a la ciudad Santa de Jerusalén encontré que la red, es un buen medio para que nos podamos entrelazar y escuchar los testimonios de lo que Dios va haciendo, en  nuestras vidas.
Además que es una oportunidad para crear la espiritualidad de comunión, que vamos a emprender a lo largo de estos días por medio de este hermoso viaje a Turquía y Grecia. 21 de Septiembre hasta el 06 de Octubre, del 2014.


“Verdaderamente la peregrinación es un viaje que activa y reactiva la fe”. 

Conclusiones 
A lo largo de estos días, les he ido facilitando algunos elementos que nos llevan a ciertas conclusiones: 
1. Efectivamente la peregrinación es un camino que activa y reactiva la fe. La fe es el principio activo de la comunión eclesial y por la fe se entra en el proceso de cambio, de conversión que la peregrinación propicia. Todo esto afecta a la comunión eclesial, abriéndonos al Reino de Dios. Comunión eclesial abierta. 
2. De esta comunión eclesial va a depender la credibilidad del mundo en el mensaje de Jesús. De ahí el insistente cuidado, el cariño y el temblor, pienso yo, con que Jesús encomienda a los suyos la herencia viva de ese tesoro de la comunión eclesial. 
a) Durante este tiempo tenemos un  extenso y magnifico campo de evangelización, para ayudarnos en el desarrollo de la fe como principio activo de la Comunión Eclesial.
b) Para que nuestra  peregrinación sea un camino que nos ayude a construir la comunión eclesial 
Debes tener en cuenta: 
    • La motivación que traemos
    • El camino 
    • La meta 
    • Una de las cosas fundamentales durante este tiempo es que  se sientan acogidos, escuchados, acompañados atendidos espiritualmente y que a través de esto llegue a tener la experiencia del amor de Dios. Que esta peregrinación sea un itinerario de fraternidad que nos abra a nuevas perspectivas de vida y compromiso en la Iglesia. 

Glorioso san Pablo,
Apóstol lleno de celo,
Mártir por amor a Cristo,
danos una fe profunda,
una esperanza sin decaimiento,
un amor ardiente por el Señor
para que podamos decir contigo:
«Ya no soy yo quien vive,
sino que es Cristo quien vive en mí».
Ayúdanos a convertirnos en apóstoles
que sirven a la Iglesia con una conciencia pura,
testigos de su verdad y de su belleza
en medio de la oscuridad de nuestro tiempo.
Contigo alabamos a Dios Nuestro Padre,
«A Él la gloria, en la Iglesia y en Cristo
por los siglos de los siglos». Amén.




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